Rolf Blomberg es uno de los fotógrafos que mejor ha capturado al Ecuador. Basta una simple búsqueda en internet para fascinarse con la magia que transmiten sus imágenes: la composición, el manejo de la luz, el blanco y negro… Pocas son las imágenes que no cautivan, la mirada dotada de este explorador-escritor-cineasta sueco, facilita el fascinarse de sus fotografías, y claro, de esta linda tierra andina.
Gracias al Archivo Blomberg, la exposición Blomberg Latinoamérica se desarrolla en la Fundación Pueblos de América. Con María Inés Armesto como curadora, la muestra tiene la peculiaridad de que las fotografías expuestas fueron tomadas por el artista en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. El énfasis de este texto se centra en las imágenes del país del centro del mundo, de aquel en donde Blomberg se enamoró, literalmente, y donde se radicó en 1968 hasta su muerte en 1996.
Debe haber algo en la Hasselblad, que ofrece un punto de vista único, sin necesidad de mantener la cámara pegada al rostro para ver a través del viewfinder. En ese aspecto el trabajo de Blomberg es muy similar al de Vivian Maier, una niñera que también armada con una cámara de medio formato de cadera (Rolleiflex 3.5), retrataba la esencia urbana, apropiándose de las calles neoyorquinas de los 50´s. En la misma década, aunque en Sudamérica, Blomberg registraba maravilla ecuatoriana que se le cruzaba.
Si Maier era considerada una street photographer, término profanado desde la llegada de Instagram, ¿Fue Blomberg un savage photographer? Al fin y al cabo, estamos hablando de un hombre, europeo y caucásico que llega de tierras lejanas a visitar lo “inexplorado”. Tal vez no es el caso. Blomberg fue conocido por ser muy carismático, y es gracias a él, que se tiene un archivo etnográfico sobre los paisajes y habitantes de aquella época.
Llegar a hacer fotografía en un espacio desconocido, donde uno es un intruso, no es fácil. Creo que muchos dedicados a la captura de instantes podrán respaldar esta teoría. Sabiendo que la cámara tiene poder, el mérito se lo lleva enteramente el artista. Quién a pesar de ser un “gringo” supo ganarse la confianza de las personas a las que retrataba, y cualquier fotógrafo, sabe que eso no lo logra cualquiera.
Observar la obra de Blomberg es reflejarse en un espejo. De hecho, todas las fotografías tomadas en nuestra tierra tienen relación con nuestra cultura. Las etnias mestizas, indígenas y afros. Los mercados de Guayaquil (antes de que el plástico reemplazara las fundas de papel). Los parajes de altitud como el Cotopaxi o Los Ilinizas. Las tradiciones religiosas y del folklore. No solo era la diversidad natural la que fascinaba a Blomberg, sino también la cultural, mezclándose en la comunidad como uno más.
Las fotografías expuestas irradian perfeccionismo. Muchas de ellas acuñan a la medida este sentir que Henri Cartier-Bresson llamaba el “momento decisivo”. Cartier-Bresson lo definía como el trabajo necesario del fotógrafo a esperar el momento adecuado para aplastar el shutter. Es decir, el artista debía estar listo, ya con su imagen “encuadrada”, esperando a que lo inesperado suceda para que, a manera de reflejo, disparar. ¡Voilà, une photographie magnifique!
Gracias a los objetos que el Archivo Blomberg ha puesto en exposición en Blomberg Latinoamérica, se puede apreciar el fotómetro del artista. Sabiendo que, gracias a la absorción o reflexión lumínica de las superficies, estas destacan, en mayor o menor medida, dentro de una imagen. Entonces, sin luces artificiales, ni rebotadores o Photoshop, el trabajo del explorador sueco es alucinante en su consecución, logrado enteramente con luz natural.
En definitiva, hablar de Rolf Blomberg es hablar del Ecuador. No ha habido obra similar que haya registrado de manera tan íntima a nuestro país a mediados del siglo XX. Sea por el medio formato, el perfeccionismo de la composición o la magnífica técnica lumínica, las fotografías que el Archivo Blomberg exhibe en Blomberg Latinoamérica logran que el espectador conecte con esa tierra tricolor de antaño, que quizá era mejor antes de la llegada de la modernización… Sin importar la época, el país de la mitad del mundo sigue siendo tan megadiverso, como aquel con el que Blomberg se encariñó a primera vista.
La expo “Blomberg Latinoamérica”, curada por María Inés Armesto, estará disponible hasta el viernes 11 de noviembre en la Fundación Pueblos de América (Reina Victoria N26-50 entre Santa María y La Pinta), gracias al Archivo Blomberg.
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