Un sketch, un rayón, un boceto, una salpicadura de pintura es una expresión artística desde los inicios de la humanidad en su búsqueda de dejar un legado, una huella que prevalece en su paso a través del tiempo. El sketch nace en cualquier esquina, en los momentos más silenciosos del día, en la multitud, en los buses repletos de personas, en cada pensamiento absurdo como invitado intrusivo de la inspiración. Vórtices y sombras dan apertura a reflexiones absurdas para un boceto, como agujeros de gusano que conducen a un interior de observadores confusos y dispersos, en los que se vuelca un individuo y su esencia en el dibujo.
Todo se combina en una forma de exploración personal en la que se detalla de manera profunda cada arista de la personalidad, el impulso innegable de la mente humana por ser visibilizada, manifestada y pronunciada sin tapujos. Cada rayón es una marca irrepetible unida al papel que evoca sentimientos distintos, algunos brillantes, otros sensibles, y de vez en tanto monstruosos y macabros de un naufragio del que no se regresa. El sketch se vuelve un terapeuta propio en el monasterio de la creatividad, donde el autor al fin se vuelve el creador sin temores.
El papel, el lápiz, la pluma o cualquier herramienta con el que se pueda cristalizar una idea son todos los elementos necesarios para la consolidación de un trazo, que se vuelve bello sin necesidad de serlo. El sketch te convierte en un astronauta del papel, en un viajero que no sale de su lugar para encontrar diferentes formas, personajes e ideas para guardar en su bitácora, un lugar seguro para todo aquel que desea manipular el espacio a su propio tiempo. ¿Cuál será el siguiente sketch? ¿Cuál será tu próximo trazo?
Escrito por: Hector Guerra (Raiado)
Redes sociales: @raiado
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